viernes, 24 de diciembre de 2010

FALSO REAVIVAMIENTO

También debes saber esto: que en los postreros días; vendrán tiempos peligrosos.  Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos. . . que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita.  (2 Tim. 3: 1, 2, 5).
Antes que los juicios de Dios caigan finalmente sobre la tierra, habrá entre el pueblo del Señor un avivamiento de la piedad primitiva, cual no se ha visto nunca desde los tiempos apostólicos.  El Espíritu y el poder de Dios serán derramados sobre sus hijos.  Entonces muchos se separarán de esas iglesias en las cuales el amor a este mundo ha suplantado al amor a Dios y a su Palabra.  Muchos, tanto ministros como laicos, aceptarán gustosamente esas grandes verdades que Dios ha hecho proclamar en este tiempo a fin de preparar a un pueblo para la segunda venida del Señor. El enemigo de las almas desea impedir esta obra, y antes que llegue el tiempo para que se produzca tal movimiento, tratará de evitarlo introduciendo una falsificación. Hará aparecer como que la bendición especial de Dios es derramada sobre las iglesias que pueda colocar bajo su poder seductor; allí se manifestará lo que se considerará como un gran interés por lo religioso.  Multitudes se alegrarán de que Dios esté obrando maravillosamente en su favor, cuando, en realidad, la obra provendrá de otro espíritu.  Bajo un disfraz religioso, Satanás tratará de extender su influencia sobre el mundo cristiano.
En muchos de los despertamientos religiosos que se han producido durante el último medio siglo, se han dejado sentir, en mayor o en menor grado, las mismas influencias que se ejercerán en los movimientos venideros más extensos.  Hay una agitación emotiva, mezcla de lo verdadero
con lo falso, muy apropiada para extraviar a uno.  No obstante, nadie necesita ser seducido.  A la luz de la Palabra de Dios no es difícil determinar la naturaleza de estos movimientos.  Dondequiera que los hombres descuiden el testimonio de la Biblia y se alejen de las verdades claras que sirven para probar el alma y que requieren abnegación y desprendimiento del mundo, podemos estar seguros de que Dios no dispensa allí sus bendiciones.  Y al aplicar la regla que Cristo mismo dio: "Por sus frutos los conoceréis" (Mat. 7: 16), resulta evidente que estos movimientos no son obra del Espíritu de Dios.
(MARANATA: EL SEÑOR VIENE p31)

martes, 21 de diciembre de 2010

SEAMOS SEGUIDORES DE DIOS, NO DE HOMBRES

"Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres" (Mat. 15:9).


Mi alma está muy agobiada, porque sé lo que nos espera. Todo engaño concebible será traído sobre los que no tengan una relación cotidiana y viviente con Dios. En nuestra obra no debe presentarse ningún asunto secundario, a menos que las ideas pertinentes hayan recibido un cuidadoso examen, y que pueda asegurarse en qué fuente se han originado. Los ángeles de Satanás son sabios para hacer el mal, y ellos crearán lo que algunos pretenderán que es luz avanzada, y lo proclamarán como algo maravilloso; sin embargo, aun cuando en ciertos aspectos el mensaje es verdad, estará mezclado con invenciones de hombres y enseñará como doctrinas mandamientos de hombres... Muchas cosas aparentemente buenas necesitarán considerarse cuidadosamente con mucha oración, porque son invenciones especiosas del enemigo, que tienen la finalidad de conducir a las almas hacia una senda que se encuentra tan cercana a la senda de la verdad que a duras penas podrá distinguirse de ésta...
En el ministerio se ha impuesto un nuevo orden de cosas. Existe el deseo de copiar los procedimientos de otras iglesias, y la sencillez y la humildad casi son desconocidas. Los ministros jóvenes tratan de hablar en forma original y procuran introducir nuevas ideas y planes en el trabajo. Algunos inician reuniones de reavivamiento, y en esta forma llevan mucha gente a la iglesia. Pero cuando pasa la agitación, ¿dónde están los convertidos? No se advierten el arrepentimiento y la confesión del pecado. Se ruega al pecador que crea en Cristo y lo acepte, independientemente de su vida pasada de pecado y rebelión. El corazón no es quebrantado. No hay contrición de espíritu. Los supuestos conversos no han caído sobre la Roca, Cristo Jesús...
El Señor desea que sus siervos hoy en día prediquen la antigua doctrina evangélica: dolor por el pecado, arrepentimiento y confesión. Necesitamos sermones de cuño antiguo, costumbres de cuño antiguo, padres y madres en Israel de cuño antiguo. Debe trabajarse por el pecador, con perseverancia, con fervor, sabiamente, hasta que él vea que es un transgresor de la ley de Dios, y manifieste arrepentimiento hacia Dios y fe hacia el Señor Jesucristo...
Los hermanos no deberían suponer que es una virtud mantenerse apartados porque no están exactamente de acuerdo en todos los puntos menores. Si concuerdan en las verdades fundamentales no deberían diferir ni discutir por asuntos de poca importancia. El espaciarse en cuestiones que confunden, y que después de todo no son de importancia vital, tiende a apartar la mente de las verdades vitales para la salvación de las almas...
Los incrédulos son críticos y buscan alguna excusa para no recibir la verdad tal como es en Jesús. Donde se manifiesten estas diferencias entre nosotros harán que quienes están afuera digan: "Vamos a creer como ustedes cuando armonicen en qué es la verdad. Hasta entonces, tenemos tiempo" (Manuscrito 82, 1894).

domingo, 19 de diciembre de 2010

TENEMOS QUE ESTAR DEL LADO DE CRISTO

"Venid a mí, todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar: Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas, porque mi yugo es fácil y ligera mi carga" (Mat. 11:28-30).
 
    Todos los que trabajen para el Maestro tendrán que someterse al yugo de Cristo. Esta sumisión implica abnegación y la completa consagración del cuerpo, el alma y el espíritu. A medida que aprendan de Cristo, de su humildad y su sencillez, encontrarán que su yugo es fácil y ligera su carga. No se cansarán en su servicio... Pidan todos a Dios y recibirán sabiduría para llevar adelante su obra bajo el ministerio del Espíritu Santo...
    El tiempo es precioso. El destino de las almas está en la balanza. El camino de la salvación se proporcionó a un costo infinito. El gran sacrificio de Cristo, ¿habrá sido en vano? ¿Será la tierra controlada por completo por agentes satánicos? La salvación de las almas depende de la consagración y de la actividad de la iglesia de Dios. El Señor llama a todos los que creen en él para que sean colaboradores con él. Mientras duren sus vidas, no sentirán que su obra ha sido en vano. Hasta el momento en que Cristo diga, "Consumado es", la obra por la salvación de las almas no disminuirá, sino que crecerá en importancia.
    La misericordia de Dios se manifiesta en su longanimidad. El Señor está reteniendo sus juicios, esperando que el mensaje de advertencia llegue a todos. Hay muchos que aún no han escuchado las verdades para este tiempo. El último llamado de misericordia está a punto de ser dado íntegramente a nuestro mundo...
    La terrible condición del mundo hoy podría indicar que, aparentemente, la muerte de Cristo ha sido casi en vano y que Satanás ha triunfado. La vasta mayoría de los habitantes de la tierra pertenecen al reino de Satanás... Cristo aún no ha establecido su reino. "Pero todavía no vemos que todas las cosas le sean sujetas".
    Pero no hemos sido engañados. A pesar del triunfo aparente de Satanás en la tierra, Cristo está llevando adelante su obra de mediación en el Santuario celestial... A medida que vemos el cumplimiento de la profecía, nuestra fe en el triunfo final de Cristo aumentará. Hemos de avanzar con coraje para realizar la labor que se nos ha asignado.
    Por la fragancia de nuestra forma de hablar y la nobleza de nuestros caracteres, dejemos bien claro que en el gran conflicto entre el bien y el mal, estamos del lado de Cristo. Manifestemos nuestra fe en el triunfo de la cruz del Calvario. Ojala todo nuestro pueblo decida que en sus vidas se magnifiquen la verdad y la justicia (Manuscrito 57, 1903).

martes, 14 de diciembre de 2010

SOMOS SOLDADOS DEL SEÑOR

"Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloría venidera que en nosotros ha de manifestarse" (Rom. 8:18).
  
  Nadie pensaría en ingresar al ejército en época de guerra abrigando la esperanza de disfrutar de comodidad y complacencia propia. Quienes están en el ejército saben cuáles son las penurias y privaciones a las que se los somete y, mientras la guerra se prolongue, tendrán una comida común y, con frecuencia, raciones escasas largas jornadas de marcha a pie, soportando el calor del sol abrasador, acampando por la noche al aire libre, expuestos a la humedad de la lluvia y el frío de la escarcha, arriesgando la salud y la vida siendo el blanco constante del enemigo.
    Se compara la vida del cristiano con la de un soldado, y sin sobornos de comodidad y complacencia propia. La idea de que el soldado cristiano puede ser excusado de los conflictos, librarse de pruebas, disfrutar de las comodidades y aún de los lujos de la vida, es una farsa. El conflicto cristiano es una lucha y una marcha, en las que se requiere paciencia. Se deben realizar tareas difíciles. [Este conflicto] a menudo resulta fatal para el cristianismo de aquellos que, con la idea de pasarlo bien, se enrolan como soldados de Cristo en su ejército y experimentan pruebas. Dios no les da el galardón a las personas cuya vida en este mundo ha sido una larga experiencia de placeres y comodidades...
    Se espera que quienes sirven bajo el estandarte ensangrentado del Príncipe Emanuel realicen una tarea difícil que les requerirá el empleo de todo el poder con que Dios los ha dotado. Tendrán que pasar pruebas dolorosas por la causa de Cristo. Habrán de soportar conflictos que quebrantarán sus almas, pero si se mantienen siendo soldados fieles, dirán con Pablo: "Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria"...
    Un ejército que no haya aprendido a obedecer las órdenes del capitán bien puede desmoralizarse. Cada soldado debe desempeñarse en armonía con los otros. La unión hace la fuerza. A menos que haya unión, los esfuerzos serán vanos. Aunque los soldados puedan poseer excelentes cualidades, no serán combatientes seguros y dignos de confianza si se desempeñan ajenos al accionar de sus camaradas. En el servicio a Cristo no se puede mantener una actitud independiente...
    Aquellos que prefieren actuar solos no son buenos soldados; hay alguna irregularidad en el carácter de ellos que debe ser corregida. Es posible que consideren que actúan a conciencia, pero no hacen la obra de Cristo. No pueden ofrecer un servicio eficaz. La labor de ellos tenderá a distanciarse de los otros, cuando la oración de Cristo por sus discípulos era para que fueran uno, así como él es uno con el Padre (Carta 62, 1886) Cristo Triunfante, 13 de diciembre.