domingo, 8 de noviembre de 2009

DE PRINCIPIO A FIN "EL PADRE Y EL HIJO"

EN EL CIELO, antes de su rebelión, Lucifer era un ángel honrado y excelso, cuyo honor seguía al del amado Hijo de Dios.  
El gran Creador convocó a las huestes celestiales para conferir honra especial a su Hijo en presencia de todos los ángeles.  Este estaba sentado en el trono con el Padre, con la multitud celestial de santos ángeles reunida a su alrededor.  Entonces el Padre hizo saber que había ordenado que Cristo, su Hijo, fuera igual a él; de modo que doquiera estuviese su Hijo, estaría él mismo también.  La palabra del Hijo... debería obedecerse tan prontamente como la del Padre.

Hubo discusión entre los ángeles.  Lucifer y sus seguidores luchaban para reformar el gobierno de Dios.  Estaban descontentos y se sentían infelices porque no podían indagar en su inescrutable sabiduría ni averiguar sus propósitos al exaltar a su Hijo y dotarlo de poder y mando ilimitados.  Se rebelaron contra la autoridad del Hijo.
Los ángeles leales trataron de reconciliar con la voluntad de su Creador a ese poderoso ángel rebelde.  Justificaron el acto de Dios al honrar a Cristo, y con poderosos argumentos trataron de convencer a Lucifer de que no tenía entonces menos honra que la que había tenido antes que el Padre proclamara el honor que había conferido a su Hijo.  Le mostraron claramente que Cristo era el hijo de Dios, que existía con él antes que los ángeles fueran creados, y que siempre había estado a la diestra del Padre, sin que su tierna y amorosa autoridad hubiese sido puesta en tela de juicio hasta ese momento.
Se convocó a toda la hueste angélica para que compareciera ante el Padre, a fin de que cada caso quedase decidido.  Satanás manifestó con osadía su descontento porque Cristo había sido preferido antes que él.  Se puso de pie orgullosamente y sostuvo que debía ser igual a Dios y participar en los concilios con el Padre y comprender sus propósitos.  El Señor informó a Satanás que sólo revelaría sus secretos designios a su Hijo, y que requería que toda la familia celestial, incluido Satanás, le rindiera una obediencia absoluta e incuestionable; pero que él (Satanás) había demostrado que no merecía ocupar un lugar en el cielo.  Entonces el enemigo señaló con regocijo a sus simpatizantes, que eran cerca de la mitad de los ángeles y exclamó: "¡Ellos están conmigo! ¿Los expulsarás también y dejarás semejante vacío en el cielo?" Declaró entonces que estaba preparado para hacer frente a la autoridad de Cristo y defender su lugar en el cielo por la fuerza de su poder, fuerza contra fuerza.
 Entonces hubo guerra en el cielo.  El Hijo de Dios, el Príncipe celestial y sus ángeles leales entraron en conflicto con el archirrebelde y los que se le unieron.  El Hijo de Dios y los ángeles fieles prevalecieron, y Satanás y sus seguidores fueron expulsados del cielo.  Toda la hueste celestial reconoció y adoró al Dios de justicia.  Ni un vestigio de rebeldía quedó en el cielo.  Todo volvió a ser pacífico y armonioso como antes.  Los ángeles lamentaron la suerte de los que habían sido sus compañeros de felicidad y bienaventuranza.  El cielo sintió su pérdida.
El Padre consultó con el Hijo con respecto a la ejecución inmediata de su propósito de crear al hombre para que habitara la tierra.  Lo sometería a prueba para verificar su lealtad antes que se lo pudiera considerar eternamente fuera de peligro.  Si soportaba la prueba a la cual Dios creía conveniente someterlo, con el tiempo llegaría a ser igual a los ángeles.  Tendría el favor de Dios, podía conversar con ellos y éstos con él.  Dios no creyó conveniente ponerlos fuera del alcance de la desobediencia.

(Parrafos extraidos del cap 1 de Historia de la Redencion) White


 El Padre y el Hijo emprendieron la grandiosa y admirable obra que habían proyectado: la creación del mundo.  La tierra que salió de las manos del Creador era sumamente hermosa.  Había montañas, colinas y llanuras, y entre medio había ríos, lagos y lagunas.  La tierra no era una vasta llanura; la monotonía del paisaje estaba interrumpida por colinas y montañas, no altas y abruptas como las de ahora, sino de formas hermosas y regulares.  No se veían las rocas escarpadas y desnudas, porque yacían bajo la superficie, como si fueran los huesos de la tierra.  Las aguas se distribuían con regularidad.  Las colinas, montañas y bellísimas llanuras estaban adornadas con plantas y flores, y altos y majestuosos árboles de toda clase, muchísimo más grandes y hermosos que los de ahora.  El aire era puro y saludable, y la tierra parecía un noble palacio.  Los ángeles se regocijaban al contemplar las admirables y hermosas obras de Dios,
Después de crear la tierra y los animales que la habitaban, el Padre y el Hijo llevaron adelante su propósito, ya concebido antes de la caída de Satanás, de crear al hombre a su propia imagen.  Habían actuado juntos en ocasión de la creación de la tierra y de todos los seres vivientes que había en ella.  Entonces Dios dijo a su Hijo: "Hagamos al hombre a nuestra imagen"

(Parrafos extraidos del cap 2 de Historia de la Redencion) White

A fin
Judas, siervo de Jesucristo, hermano de Santiago, a los llamados, amados por Dios el Padre y guardados por Jesucristo.  Porque se han infiltrado algunos hombres, que desde hace tiempo habían sido ordenados para esta condenación.  Hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a nuestro único Soberano y Señor, a Jesucristo. (Judas 1y 2)


El testifica de todo lo que vio; a saber, de la Palabra de Dios y del testimonio de Jesucristo. Yo, Juan, vuestro hermano y compañero en la tribulación, en el reino y en la paciencia de Jesús, estaba en la isla de Patmos, por causa de la Palabra de Dios y del testimonio de Jesús. (Apoc 1:2; 9)

Santiago, siervo de Dios y el Señor Jesucristo, a las doce tribus que están esparcidas, salud
(Santiago 1:1)

En el pasado, Dios habló muchas veces y de muchas maneras, a nuestros padres mediante los profetas.
Pero en estos últimos días nos habló por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, por medio de quien hizo los mundos. (Hebreos 1:1 y 2)

Gracia y paz a vosotros de nuestro Padre Dios y del Señor Jesucristo. (Filemon 1: 3)

Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, a los santos y fieles en Cristo Jesús que están en Efeso.
Gracia y paz a vosotros, de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.
Grandioso plan de Dios
Alabado sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que en Cristo nos bendijo con toda bendición espiritual en los cielos. (Efesios 1:1-3)

Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios. (Rom 1: 1)

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