lunes, 14 de junio de 2010

¿Son esas cosas así? ¿Está en armonía con la Palabra?


Jeremías 7:3-11  Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Mejorad vuestros caminos y vuestras obras, y os haré morar en este lugar. No fiéis en palabras de mentira, diciendo: Templo de Jehová, templo de Jehová, templo de Jehová es este. Pero si mejorareis cumplidamente vuestros caminos y vuestras obras; si con verdad hiciereis justicia entre el hombre y su prójimo, y no oprimiereis al extranjero, al huérfano y a la viuda, ni en este lugar derramareis la sangre inocente, ni anduviereis en pos de dioses ajenos para mal vuestro, os haré morar en este lugar, en la tierra que di a vuestros padres para siempre. He aquí, vosotros confiáis en palabras de mentira, que no aprovechan. Hurtando, matando, adulterando, jurando en falso, e incensando a Baal, y andando tras dioses extraños que no conocisteis, ¿vendréis y os pondréis delante de mí en esta casa sobre la cual es invocado mi nombre, y diréis: Librados somos; para seguir haciendo todas estas abominaciones? ¿Es cueva de ladrones delante de vuestros ojos esta casa sobre la cual es invocado mi nombre? He aquí que también yo lo veo, dice Jehová


Nuestra confianza debe radicar en Dios y su Palabra. Cuan dificil se hace hablar con aquellos que se fían en palabras de mentira, diciendo "templo de Jehova", "iglesia de Dios", "estructura divina", para esconder sus pecados semanales en un día particular. Nos comportamos como salvajes y animales, nuestra naturaleza humana nos juega una mala pasada al estar desconectada de la fuente de vida, pero justificamos nuestros actos arguyendo en que pertenenciendo a una institución/iglesia/coorporación nos trae la salvación. Confiamos en mentiras. Confiamos en mentiras porque resulta que es más facil creer en ellas que mejorar nuestros caminos...

Miqueas 2:7-13  que te dices casa de Jacob, ¿se ha acortado el Espíritu de Jehová? ¿Son estas sus obras? ¿No hacen mis palabras bien al que camina rectamente? El que ayer era mi pueblo, se ha levantado como enemigo; de sobre el vestido quitasteis las capas atrevidamente a los que pasaban, como adversarios de guerra. A las mujeres de mi pueblo echasteis fuera de las casas que eran su delicia; a sus niños quitasteis mi perpetua alabanza. Levantaos y andad, porque no es este el lugar de reposo, pues está contaminado, corrompido grandemente. Si alguno andando con espíritu de falsedad mintiere diciendo: Yo te profetizaré de vino y de sidra; este tal será el profeta de este pueblo. De cierto te juntaré todo, oh Jacob; recogeré ciertamente el resto de Israel; lo reuniré como ovejas de Bosra, como rebaño en medio de su aprisco; harán estruendo por la multitud de hombres. Subirá el que abre caminos delante de ellos; abrirán camino y pasarán la puerta, y saldrán por ella; y su rey pasará delante de ellos, y a la cabeza de ellos Jehová. 
 

 Las Palabras que provienen de Dios, jamás hacen mal al que anda rectamente. Muchos critican la "forma", cuando estamos hablando del pueblo de Dios, que supuestamente conoce su Palabra: la Biblia y los Testimonios. Ese mismo pueblo, se está levantando como enemiga de la verdad, atacando los mensajes que provienen de lo alto. No desean que se los critique, quieren vivir en pecado justificando sus actos en palabras de consuelo dadas por sus profetas: ¡queremos vino y sidra! ¡diversión y espectaculos! ¡Dios no hará bien ni mal! Este es el profeta de aquél pueblo, que se dice llamar "casa de Jacob", ayer su pueblo, hoy su enemigo. Pero quienes desean hacer la voluntad de Dios, sigan al rey, a Cristo, y a su cabeza que es Jehova, su Padre.

"Los que permiten que el prejuicio impida que la mente reciba la verdad, no pueden ser receptáculos de la iluminación divina. Sin embargo, cuando se presenta un punto de vista de las Escrituras, muchos no preguntan: ¿Es cierto? ¿Está en armonía con la Palabra de Dios? Sino ¿quién lo defiende? y a menos que venga precisamente por el medio que a ellos les agrada, no lo aceptan. Tan plenamente satisfechos se sienten con sus propias ideas, que no quieren examinar la evidencia bíblica con un deseo de aprender, sino que rehusan interesarse, meramente a causa de sus prejuicios.
El Señor a menudo obra cuando nosotros menos lo esperamos; él nos sorprende al revelar su poder mediante instrumentos de su propia elección, mientras pasa por alto a los hombres por cuyo intermedio hemos esperado que viniera la luz. Dios quiere que recibamos la verdad por sus propios méritos, porque es verdad."
TESTIMONIOS PARA LOS MINISTROS, p.103


Si pasamos la prueba, y comenzamos a leer el mensaje en vez de quién lo dice, despojandonos de todo prejuicio que nos invade a nuestro alrededor, seremos receptáculos de la iluminación divina. Si examinamos la evidencia biblica con deseos de aprender en vez de atacar con soberbia, comprenderemos la manera en la que el Señor trabaja, y recibiremos su palabra porque es verdad, y no por la autoridad de algun otro que diga tal o cuál cosa. Estamos acostumbrados a que nos digan en que creer. Es la religión consumista, la religión del rating, donde los mejores y autorizados lideres, pastores y ministros pasan en la pasarela de la exposición de verdades, y nosotros aceptamos o rechazamos con el criterio humano, la tradición... en vez comparar el mensaje, la evidencia biblica con la evidencia biblica en oración. Cuando nos alejamos de la palabra de Dios, buscamos que nos digan las cosas bien, que no ataquen nuestros pecados tan duramente... ¡cómo si Dios a lo largo de la historia hubiese actuado de otra manera!

"En cada generación Dios envió siervos suyos para reprobar el pecado tanto en el mundo como en la iglesia. Pero los hombres desean que se les digan cosas agradables, y no gustan de la verdad clara y pura. Muchos reformadores, al principiar su obra, resolvieron proceder con gran prudencia al atacar los pecados de la iglesia y de la nación. Esperaban que mediante el ejemplo de una vida cristiana y pura, llevarían de nuevo al pueblo a las doctrinas de la Biblia. Pero el Espíritu de Dios vino sobre ellos como había venido sobre Elías, impeliéndole a censurar los pecados de un rey malvado y de un pueblo apóstata; no pudieron dejar de proclamar las declaraciones terminantes de la Biblia que habían titubeado en presentar. Se vieron forzados a declarar diligentemente la verdad y señalar los peligros que amenazaban a las almas. Sin temer las consecuencias, pronunciaban las palabras que el Señor les ponía en la boca, y el pueblo se veía constreñido a oír la amonestación."
Así también será proclamado el mensaje del tercer ángel. Cuando llegue el tiempo de hacerlo con el mayor poder, el Señor obrará por conducto de humildes instrumentos, dirigiendo el espíritu de los que se consagren a su servicio. Los obreros serán calificados más bien por la unción de su Espíritu que por la educación en institutos de enseñanza. Habrá hombres de fe y de oración que se sentirán impelidos a declarar con santo entusiasmo las palabras que Dios les inspire. Los pecados de Babilonia serán denunciados. Los resultados funestos y espantosos de la  imposición de las observancias de la iglesia por la autoridad civil, las invasiones del espiritismo, los progresos secretos pero rápidos del poder papal -todo será desenmascarado. Estas solemnes amonestaciones conmoverán al pueblo. Miles y miles de personas que nunca habrán oído palabras semejantes, las escucharán. Admirados y confundidos. Oirán el testimonio de que Babilonia es la iglesia que cayó por sus errores y sus pecados, porque rechazó la verdad que le fue enviada del cielo. Cuando el pueblo acuda a sus antiguos conductores espirituales a preguntarles con ansia: ¿Son esas cosas así? los ministros aducirán fábulas, profetizarán cosas agradables para calmar los temores y tranquilizar las conciencias despertadas. Pero como muchas personas no se contentan con las meras razones de los hombres y exigen un positivo "Así dice Jehová," los ministros populares, como los fariseos de antaño, airándose al ver que se pone en duda su autoridad, denunciarán el mensaje como si viniese de Satanás e incitarán a las multitudes dadas al pecado a que injurien y persigan a los que lo proclaman."
CONFLICTO DE LOS SIGLOS, p.664-665

Es desición tuya, escuchar el mensaje, o rechazarlo por prejuicios. 

Dios tenga misericordia de su pueblo, y lo despierte cuanto antes.


Leandro Pena

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