domingo, 11 de octubre de 2009

¿TENES MIEDO DE SALIR DE LA IGLESIA ? PARTE 3



Entónces decía Jesús a los Judíos que le habían creido: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos;
Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.(JUAN 8: 31,32 36)



6ª FÁBULA: “La iglesia no está en apostasía, hay apostasía en ella”.
HECHO: Una mirada a nuestra historia denominacional revelará que raramente ha habido un período en la iglesia cuyo seno haya estado totalmente libre de apostasía. Sólo mencionaré unas pocas, la apostasía de McCullagh en Australia, la apostasía de Canright y Oviatts, la apostasía de Kellog, la apostasía de la Carne Santa, la apostasía de Brimsmead, etc., etc. Lo cual es muy significativo y lo que debemos tener presente es que durante estas apostasías los líderes seguían manteniendo su fidelidad a los pilares fundamentales de las verdades de nuestra fe, aquellas que distinguieron a la iglesia adventista de todas las otras denominaciones, los líderes todavía se aferraban a la sagrada confianza. Por eso estoy totalmente convencido de que Elena G. de White no se separó de la iglesia en sus días y por eso estoy igualmente convencido de que ella no pertenecería ahora a la estructura corporativa, porque hoy podemos ver claramente el cumplimiento de la “más alarmante” apostasía Omega como ha sido descripta en Mensajes selectos, t. 1, p. 233.
Se nos ha advertido: “No podemos apartarnos ahora del fundamento que Dios asentó. No podemos entrar ahora en una nueva organización; porque esto significaría apostatar de la
verdad” (Joyas de los testimonios, t. 2, p. 363). El mensajero del Señor nos advirtió claramente: “El enemigo de las almas [el mismo Satanás] ha procurado introducir la suposición de que había de realizarse una gran reforma entre los adventistas del séptimo día, y que esa reforma consistiría en renunciar a las doctrinas que están en pie como las columnas de nuestra fe [indica un cambio doctrinal traidor hacia la apostasía] y que había de comenzar un proceso de reorganización [la reorganización es una acción corporativa que no se aplica a los individuos]. Si se efectuara esta reforma, ¿qué resultaría? [Así que no habrá ninguna duda en cuanto a cómo reconocer esta apostasía corporativa] Los principios de verdad que Dios en su sabiduría ha dado a la iglesia remanente serían descartados [los mismos principios que nos hacen la iglesia del remanente]. Sería cambiada nuestra religión [abrogándose ahora autoridad para cambiar las creencias fundamentales y doctrinas]. Los principios fundamentales que han sostenido la obra durante los últimos cincuenta años serían considerados como error. [Se dejaría de lado la actitud conservadora, anti-papal, y se adoptaría el Ecumenismo, el Pentecostalismo, el Modernismo, etc.].
Se establecería UNA NUEVA ORGANIZACIÓN [una iglesias diferente con un evangelio diferente, no el que fue establecido y ordenado por Dios]. Se escribirían libros de una nueva orientación [la KJV (King James Version) y el Espíritu de Profecía serían rechazados, y se preferiría la NIV (New International Version) y expositores no-adventistas, como también el himnario de tendencia Católica]. Se introduciría un sistema de filosofía intelectual [un “Así dice el Señor” “Escrito está” sería desechado, no valorado ni deseado]. Los fundadores de ese sistema irían a las ciudades y harían una obra maravillosa [clínicas para dejar de fumar, Seminarios de Apocalipsis y para matrimonios, etc]. Por supuesto, se tendría poco en cuenta el sábado [se guarda la letra de la ley, pero no se valora el carácter sagrado. Un énfasis creciente en la participación del domingo] y también al Dios que lo creó. [La pureza doctrinal sería rechazada y sería más pertinente ‘ser’ amoroso y llevarse bien. Se perdería la reverencia y la santidad en el culto y la música etc., sin mencionar los actos abominables que están sucediendo en las escuelas y universidades] No se permitiría que nada se interpusiera en el camino del NUEVOMOVIMIENTO. Los dirigentes enseñarían que la virtud es mejor que el vicio, pero HABIENDO PUESTO DE LADO A DIOS, [una estructura jerárquica regida por los ministros, pone al hombre en lugar de Dios] resolverían depender del poder humano, que no tiene valor SIN DIOS [Los líderes sostienen que uno no puede dejar de pecar, que, sin la ayuda de Dios, por supuesto no puede]. Su fundamento estaría edificado sobre la arena, y la tormenta y la tempestad barrerían la estructura [Cuando venga la tormenta de persecución se deslizará rápidamente a guardar el domingo. Impulsará una “complacencia exterior con las leyes de la tierra en bien de la paz y armonía.” Vea Joyas de los testimonios, t. 2, p. 319). Ya se está siguiendo esta tendencia]. (Vea Mensajes selectos, t. 1, pp. 238, 239). La única parte de esta profecía que espera el cumplimiento esla última frase de la última oración.
La apostasía Omega vigente en la iglesia, el NUEVO MOVIMIENTO, la NUEVA ORGANIZACIÓN de la IASD no deja ninguna duda de que ésta ha descendido del “fundamento que Dios ha establecido”. No es sólo una iglesia que tiene una gran apostasía y mundanalidad en ella, sino que es una iglesia en apostasía, desprovista de la presencia de Dios. Leemos con respecto a la IASD en estos últimos días: “Pero la gloria del Señor se ha apartado de Israel; aunque muchos perseveraban en las formas de la religión, faltaban el poder y la presencia de Dios” (Joyas de los testimonios, t. 2, pp. 64, 65). ¿Siendo este el caso, a QUIÉN le rinden culto las mayorías? ¿A QUIÉN están ellos elevando sus oraciones? ¿Y QUIÉN las está contestando?
Concluyendo, observemos las siguientes declaraciones inspiradas que claramente nos definen el problema.
“Vi a algunos que no se erguían rígidamente por la verdad presente. Las rodillas les temblaban, y sus pies resbalaban porque no estaban firmemente asentados en la verdad; y mientras estaban así temblando la cubierta del Dios Omnipotente no podía extenderse sobre ellos. Satanás probaba cada una de sus artes para sujetarlos donde estaban hasta que hubiese pasado el sellamiento, hasta que la cubierta se hubiese corrido sobre el pueblo de Dios, y ellos hubiesen quedado sin refugio que los protegiera de la ira ardiente de Dios en las siete últimas plagas. Dios ha comenzado a correr esta cubierta sobre su pueblo, y ella será extendida sobre todos los que han de tener refugio en el día de la matanza. Dios obrará con poder en favor de su pueblo; y a Satanás también se le permitirá obrar” (Primeros escritos, p. 44).
“Aquí nosotros vemos que la iglesia [adventista], el santuario del Señor, fue la primera en sentir el golpe de la ira de Dios. Los antepasados, aquellos a quienes Dios había dado gran luz y quienes habían estado en pie como guardianes de los intereses espirituales del pueblo, habían traicionado su esperanza. “Habían asumido la actitud de que no necesitamos esperar milagros ni la señalada manifestación del poder de Dios como en tiempos anteriores. Los tiempos han cambiado. Estas palabras fortalecen su incredulidad, y dicen: El Señor no hará bien ni mal. Es demasiado misericordioso para castigar a su pueblo. Así el clamor de paz y seguridad es dado por hombres que no volverán a elevar la voz como trompeta para mostrar al pueblo de Dios sus transgresiones y a la casa de Jacob sus pecados. Estos perros mudos que no querían ladrar, son los que sienten la justa venganza de un Dios ofendido. Hombres, jóvenes y niñitos, todos perecen juntos” (Mensajes selectos,t. 2, p. 66).
“El ángel pondrá una marca en la frente de todos los que se hayan separado del pecado y de los pecadores, y el ángel destructor lo seguirá, para destruir de raíz a los ancianos y a los jóvenes” (Vea Mensajes selectos, t. 3, p. 359).
Aquí nos dice claramente que el ángel no puede poner su marca en cualquiera hasta que primero éste se haya separado del pecado personal, corporativo y de los pecadores. Luego pasará el ángel destructor para matar a todos: “Hombres, mujeres, doncellas y niños perecerán juntos” (El conflicto de los siglos, p. 714), a todos los que no se hayan separado porque creen que Dios va a separar la cizaña del trigo, aunque se nos dice repetidamente, que es el trigo el que se separa de la cizaña. “Estudie el capítulo 9 de Ezequiel. Estas palabras se cumplirán literalmente” (10MR: 261).
“Vi que Dios tiene hijos sinceros entre los adventistas nominales y las iglesias caídas, y antes que sean derramadas las plagas, los ministros y la gente serán invitados a salir de esas iglesias y recibirán gustosamente la verdad. Satanás lo sabe; y antes que se dé el fuerte pregón del tercer ángel, despierta excitación en aquellas organizaciones religiosas, a fin de que los que rechazaron la verdad piensen que Dios los acompaña. Satanás espera engañar a los sinceros e inducirlos a creer que Dios sigue obrando en favor de las iglesias. Pero la luz resplandecerá, y todos los que tengan corazón sincero dejarán las iglesias caídas, y se decidirán por el residuo” (Primeros escritos, p. 261).

7ª FÁBULA: Nosotros no debemos dejar la estructura apóstata, más bien debemos trabajar dentro de la iglesia, intercediendo por ella desde adentro, como lo hizo Moisés.
HECHO: ¿Intercedió Moisés desde adentro? ¿Qué nos dice la palabra de Inspiración?
Leemos:
“Moisés emplazó a todos los que no habían participado en el gran pecado de idolatría a que se acercaran y se pusieran junto a su mano derecha; también, a todos los que se habían unido a los rebeldes para adorar a ese ídolo, pero que se habían arrepentido del pecado que habían cometido al apartarse tan pronto de Dios, a que se pusieran a su mano izquierda. Había una compañía bastante grande, principalmente de la multitud mixta, que había instigado a que se hiciera el becerro, que era terca en su rebelión y que no quiso ponerse en pie junto a Moisés ni a su mano derecha ni a su izquierda. “Si Dios aborrece un pecado más que ningún otro, del cual su pueblo es culpable, es no hacer nada en caso de una emergencia. La indiferencia; una actitud neutral en medio de una crisis religiosa es para Dios un grave crimen equivalente a la peor clase de hostilidad contra él” (Testimonies, V. 3, p 281).
“Moisés ordenó a los que estaban a su derecha a que tomaran sus espadas, y prosiguieran a matar a los rebeldes, los que deseaban volverse a Egipto. Nadie podía ejecutar el juicio de Dios contra los transgresores excepto aquellos que no habían participado en la idolatría. Él les ordenó que no tuvieran misericordia de ningún hermano, compañero o vecino. Aquellos que emprendieron este trabajo de matar; no importa cuán doloroso haya sido, debían comprender entonces que ellos estaban ejecutando contra sus hermanos un castigo solemne de Dios; y que, por ejecutar este trabajo tan doloroso, a pesar de sus propios sentimientos, Dios les concedería sus bendiciones. Al realizar este acto, ellos demostraron sus verdaderos sentimientos en cuanto al descollante crimen de la idolatría, y se consagraron más totalmente al culto sagrado del único Dios verdadero. El terror del Señor estaba sobre el pueblo, y temían que todos serían destruidos. Cuando Moisés vio su aflicción, en respuesta a su ferviente súplica, prometió que apelaría ante el Señor para que perdonara su gran pecado. “Aquellos que alegan que se debe ejercer gran caridad hacia los transgresores de los mandamientos de Dios, pueden ver en este caso de justicia retributiva de Dios cómo él considera a la caridad que encubre el pecado o que escuda a aquellos en la iniquidad...
Al fallar Aarón en mantenerse firme por la verdad y rendirse a la fuerza de la multitud se puso del lado de la mayoría. Aarón representa el caso de muchos que componen nuestras iglesias en el presente. Ellos pasan por alto los pecados existentes en la iglesia, que acongojan el espíritu de Dios. Ellos son liberales donde se requiere orden y principio, porque no les es agradable reprobar y corregir los males. Ellos son llevados por la corriente y así se hacen responsables por su temible abandono de la fidelidad. “Moisés representa a la clase que no teme llamar al pecado por su nombre; una clase que no dará lugar al pecado y al mal, sino que lo eliminará de en medio de ellos. Nuestro aborrecimiento del pecado nunca será demasiado firme, siempre y cuando estemos controlados por un sentimiento desinteresado y altruista y trabajemos desinteresadamente por la salvación de las almas, rogando en favor de los que yerran y de aquellos que están cegados por sus propias transgresiones” (ST, May 27, 1880).
“Moisés dijo al pueblo: ‘Vosotros habéis cometido un gran pecado; mas yo subiré ahora a Jehová; quizá le aplacaré acerca de vuestro pecado’. Fue, y en su confesión ante Dios dijo: ‘Ruégote, pues este pueblo ha cometido un gran pecado, porque se hicieron dioses de oro, que perdones ahora su pecado, y si no, ráeme ahora de tu libro que has escrito” (Patriarcas y profetas, p. 336).
La contestación fue: ‘Al que pecare contra mí, a éste raeré yo de mi libro. Ve pues ahora, lleva a este pueblo donde te he dicho: he aquí mi ángel irá delante de ti; que en el día de mi visitación yo visitaré en ellos su pecado”(Patriarcas y profetas, p. 336). Más, el Señor mostró su disgusto por su comportamiento e hirió al pueblo con una plaga...
“El Señor dirigió a Moisés para que trasladara su tienda lejos del campamento de Israel, demostrando así al pueblo que él se había separado de ellos. Él se revelaría a Moisés, pero no a semejante pueblo. Aquí él pone una diferencia entre el creyente y el infiel; y este reproche fue sentido intensamente por los disolutos Israelitas” (ST, May 27,1880).
“Con profunda tristeza el pueblo enterró sus muertos” objetos de la ira de un Dios que
había sido insultado, y su pecado también había separado de ellos a Moisés su líder. Moisés puso la tienda donde Dios le había indicado y la llamó el tabernáculo de la congregación. Ansiosamente el pueblo observaba los movimientos de Moisés cuando él fue al tabernáculo. Ellos temían que Dios había separado a Moisés de en medio de ellos para poder destruirlos en su ira. Cuando Moisés fue al tabernáculo, cada hombre estaba en pie a la puerta de su tienda hasta que él entró. El pueblo se había despojado de todos sus ornamentos, “porque Jehová había dicho a Moisés: Di a los hijos de Israel: Vosotros sois pueblo de dura cerviz; en un momento subiré en medio de ti, y te consumiré. Quítate, pues, ahora tus atavíos, para que yo sepa lo que te he de hacer” (Éxodo 33:5). Ellos se despojaron de sus ornamentos, y humillaron sus corazones en penitencia ante Dios. Moisés no había informado al pueblo con qué éxito él había intercedido ante Dios en su favor; pero en respuesta a su fervoroso pedido, Dios había prometido enviar un ángel delante de ellos, yles dijo: “Pero yo no subiré en medio de ti, porque eres pueblo de dura cerviz, no sea que teconsuma en el camino” (Éxodo 33:3). “Cuando Moisés entró en el tabernáculo, el símbolo de su gloria, la columna de nube se asentó sobre la puerta del tabernáculo. Si Moisés hubiera hecho un esfuerzo para disminuir la magnitud de los pecados del Israel rebelde, él no habría sido tolerado en la presencia divina ni por un momento, porque él habría compartido la culpa de Israel. Él suplicó ante Dios para que salvara a su pueblo, no obstante su gran pecado, y al hacerlo demostró ser un gran y misericordioso Dios. Así Moisés se entregó con todo Israel bajo la gran misericordia de aquel a quien Israel había deshonrado. Moisés presentó entonces fielmente delante del pueblo el carácter agravante de su pecado. Él sabía que los sacrificios y las ofrendas no quitarían la culpa a menos que sus corazones searrepintieran sinceramente de su trasgresión.
“Algunos en esta época del mundo parecen creer que es una virtud llamar al pecado justicia. Pero Moisés llamó el pecado por su nombre, una trasgresión de la ley santa de Dios. Moisés requirió que todos los que estaban verdaderamente penitentes y humillados en vista de su trasgresión, lo manifestaran separándose de la congregación y, a la vista de todo Israel, se fueran al tabernáculo, y él suplicaría ante Dios para que perdonara su trasgresión, y los recibiera nuevamente en su favor. Se requería una total convicción y arrepentimiento de parte del Israel antiguo para cumplir con la norma de Dios. Dios no requiere menos de su pueblo en nuestros días. En el corazón debe haber un trabajo genuino de arrepentimiento y humillación para estar bajo la garantía de cuidado y amor protector de Dios. Se da una evidencia inequívoca de que Dios es un Dios celoso y que él requerirá que el Israel moderno obedezca su ley así como lo requirió del antiguo Israel. Esta historia sagrada ha sido trazada por la pluma de inspiración para todos los queviven en la tierra” (ST, May 27, 1880).
Sí, Moisés intercedió por el pueblo de Dios. Pero sus súplicas no fueron oídas por Dios hasta que él se separó de esa congregación pecadora. ¿Y qué fue lo que a los “verdaderos penitentes” se les exigió hacer? También les exigieron que se separaran “ante la vista de todo el pueblo de Israel” para mostrar que ellos se habían arrepentido de verdad “y Dios no espera menos de su pueblo en nuestros días”. Hoy, muchos están diciendo: “Los tiempos han cambiado. Estas palabras fortalecen su incredulidad” (Joyas de los testimonios, t. 2, p.66).
Pero Dios no cambia. Él no requiere nada menos hoy que lo que requirió en la antigüedad. Leemos de otra ocasión en la que Moisés intercedió por su pueblo. “¡Mucho os arrogáis –dijeron los conspiradores, –ya que toda la Congregación, cada individuo de ella, es santo, y Jehová está en medio de ellos! ¿Por qué pues os ensalzáis sobre la Asamblea de Jehová?” (Patriarcas y profetas, p. 421). [“Quién es usted para juzgar y criticar a la iglesia de Dios. ¿Piensa que usted es mejor que nosotros?”]. “Cuando estaban todos así reunidos delante de Dios, ‘la gloria de Jehová apareció a toda la congregación’. Moisés y Aarón recibieron esta divina advertencia: ‘Apartaos de entre esta congregación, y consumirlos he en un momento’. Pero ellos se postraron de hinojos y
rogaron: ‘Dios, Dios de los espíritus de toda carne, ¿no es un hombre el que pecó? ¿Y airarte has tú contra toda la congregación?’ [Aquí se ilustra el principio de responsabilidad corporativa que muchos rechazan hoy día.] “Coré se había retirado de la asamblea, para unirse a Datan y a Abiram, cuando Moisés, acompañado por los setenta ancianos, bajó para dar la última advertencia a los hombres que se habían negado a comparecer ante él. Como multitudes los seguían, antes de pronunciar su mensaje, Moisés ordenó al pueblo por instrucción divina: ‘Apartaos ahora de las tiendas de estos impíos hombres, y no toquéis ninguna cosa suya, porque no perezcáis en todos sus pecados’. La advertencia fue obedecida, porque se apoderó de todos la aprensión de que iba a caer un castigo. Los rebeldes principales se vieron abandonados por aquellos a quienes habían engañado, pero su osadía no disminuyó. Se quedaron de pie con sus familias a las puertas de sus tiendas, como desafiando la advertencia divina”. [Aquí se ilustra el principio de responsabilidad corporativa que muchos desechan hoy]. “Mientras Moisés suplicaba a Israel que huyera de la destrucción inminente, todavía podría haberse evitado el castigo divino, si Coré y sus asociados se hubiesen arrepentido y hubiesen pedido perdón. Pero su terca persistencia selló su perdición. La congregación entera compartía su culpa, pues todos, cual más, cual menos, habían simpatizado conellos. [¿Ha cambiado Dios de parecer respecto a la responsabilidad corporativa?] Sin embargo, en su gran misericordia Dios distinguió entre los jefes rebeldes y aquellos a quienes habían inducido a la rebelión. Al pueblo que se había dejado engañar se le dio plazo para que se arrepintiera”. “No había culpabilidad de pecado en Moisés. Por tanto, no temió ni se apresuró a irse para dejar que la congregación pereciera. Moisés se demoró y con ello manifestó en esta temible crisis el verdadero interés del pastor por el rebaño confiado a su cuidado. Rogó para que la ira de Dios no destruyera totalmente al pueblo por él, escogido. Su intercesión impidió que el brazo de la venganza acabara completamente con el desobediente y rebelde pueblo de Israel” (Patriarcas y profetas, pp. 423, 424, 426). Este capítulo entero debe serestudiado diligentemente.
Por favor sepa que en ambos casos Dios solicitó que todas las personas se separaran primero, antes de que la súplica intercesora de Moisés fuera oída, y Dios “no requiere menos de su pueblo en nuestros días”. Por favor, también note que aunque Coré fue destruido en su rebelión, leemos: “pero los hijos de Coré no murieron” (Números 26:11).
¿Por qué se salvaron ellos? Simplemente porque obedecieron, rápida e inmediatamente, la orden de separarse, y por esa razón retuvieron sus vidas. A continuación hay otros dos sorprendentes ejemplos de intercesión, y los pasos que Dios requiere del penitente antes de dar oído a su oración intercesora.
“Zimri, uno de los nobles de Israel, vino audazmente al campamento, acompañado de una ramera madianita, princesa de una familia distinguida de Madián, a quien él llevó a su tienda. Nunca se ostentó el vicio más osada o tercamente, Embriagado de vino, Zimri publicó ‘su pecado como Sodoma’, y se enorgulleció de lo que debiera haberle avergonzado. Los sacerdotes y los jefes se habían postrado en aflicción y humillación; llorando ‘entre la entrada y el altar’ e implorando al Señor que perdonara a su pueblo y que no entregara su heredad al oprobio, cuando este príncipe de Israel hizo alarde de su pecado en presencia de la congregación como si desafiara la venganza de Dios y se burlara de los jueces de la nación. Phinees, hijo del sumo sacerdote Eleazar, se levantó de entre la congregación, y asiendo una lanza, ‘fue tras el varón de Israel a la tienda’, y lo mató a él y a la mujer. Así se detuvo la plaga” (Patriarcas y profetas, pp. 485, 485).
Con esta historia delante del pueblo peculiar de Dios en estos últimos días, no hay ninguna excusa para que alguien siga el ejemplo del antiguo Israel en pecado. Pero Satanás trabajará
por medio de esta tentación específica para invalidar la ley de Dios, y para que se tome con liviandad las órdenes y advertencias especiales de Dios. Lo importante es notar que las oraciones de Moisés no fueron oídas, ni su llanto ni el dolor ni las oraciones de aquellos que habíanmantenido su integridad, hasta que se ejecutó la justicia contra ese príncipe desmoralizado que desafió a Dios. Dios dice de Phinees, él: “ha hecho apartar mi furor de los hijos de Israel”. Este acto fue la mayor clemencia que Phinees pudo haber hecho por Israel, combatir rápida y decididamente al culpable, y ser así el instrumento para apartar el furor de Dios de la congregación de Israel. Algo más que oraciones y lágrimas se necesita en un tiempo cuando el reproche y el peligro están pendiendo sobre el pueblo de Dios. La obra del mal debe llegar a su fin. El mismo trabajo de justicia que hiciera Phinees era una expiación para Israel” (3RH: 05/17/1887).
En este ejemplo ni siquiera las lágrimas ni las oraciones fueron suficientes. Debieron enfrentar el pecado en forma firme, decidida y severa. Pero si no se puede eliminar del campamento el pecado corporativo, entonces debemos seguir el ejemplo de Jesús que“Sabía que serían vanos sus esfuerzos por reformar un sacerdocio corrompido” (El Deseado de todas las gentes, p. 541). Leemos: “La compasión divina se leía en el semblante del Hijo de Dios mientras dirigía una última mirada al templo y luego a sus oyentes. Con voz ahogada por la profunda angustia de su corazón y amargas lágrimas, exclamó: ‘¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que son enviados a ti! ¡Cuántas veces quise juntar tus hijos, como la gallina junta sus pollos debajo de las alas, y no quisiste!’ Esta es la lucha de la separación. En el lamento de Cristo, se exhala el anhelo del corazón de Dios. Es la misteriosa despedida del amor longánimo de la Divinidad” (Ibíd., p. 572).
¿Cuántas lágrimas han sido vertidas, cuántas oraciones han sido elevadas por los creyentes en favor de la iglesia que Dios había establecido y ordenado para que trajera palabras de esperanza, verdad y salvación a un mundo condenado y agonizante, y que ahora se ha unido a las líneas del enemigo de las almas? ¿Y cuántos han experimentado la misma angustia y lucha de nuestro Salvador, sabiendo que lo único que podían hacer era separarse de esa estructura apóstata, y llamar a los creyentes a que salieran de esa falsa organización adventista y entraran a su verdadera iglesia adventista? (Vea El Deseado de todas las gentes, pp. 634, 635).
Tenemos el ejemplo de Elías cuando intercedió por el pueblo de Dios. Leemos: “De nuevo la voz de Elías se oye en las sorprendentes palabras de mando al pueblo: ‘Prended a los profetas de Baal que no escape ninguno’, el pueblo estuvo listo para obedecer. Se apoderó de los sacerdotes [ochocientos cincuenta en total], los llevó al arroyo Cisón y allí, antes que terminara el día que señalaba el comienzo de una reforma decidida, se dio muerte a los ministros de Baal. No se perdonó la vida a uno solo...” Su trabajo de matar a los sacerdotes paganos no lo había incapacitado para el ejercicio solemne de la oración. Él había realizado la voluntad de Dios. Después de que él, como instrumento de Dios, había hecho lo posible para quitar la causa de la apostasía de Israel matando a los sacerdotes idólatras, él no podía hacer nada más. Entonces él intercedió a favor del pueblo de Israel pecador yapóstata” (Vea Profetas y reyes, p. 112).
¿Acaso estos ejemplos no demuestran claramenteque la creencia de que debemos quedarnos “dentro de la iglesia” para interceder no tienebase ni fundamento, sino que está basada solamente en sentimientos y opinionespersonales, y no en un “así dice el Señor?”


8ª FÁBULA: El barco [la iglesia adventista] va a seguir adelante, porque aquellos que llaman a una separación están ejemplificados por el Hermano M. en la siguiente ilustración:“Estimado hermano M: Anoche tuve un sueño impresionante. Me parecía que usted estaba en una fuerte embarcación navegando por aguas muy agitadas. A veces las olas pasaban por encima del puente y usted quedaba empapado de agua. Usted dijo: ‘Me bajaré; este barco se hunde’. ‘No –dijo alguien que parecía ser el capitán, este barco va a llegar al puerto. Nunca se hundirá’. Pero Usted contestó: ‘Seré arrebatado por las olas. No soy ni capitán ni segundo oficial, ¿a quién le importa lo que haga? Deseo aprovechar la oportunidad de llegar a ese barco que se ve más allá’. Dijo el capitán: ‘No le dejaré ir allí;porque sé que aquel barco encallará en las rocas antes de llegar al puerto’. Usted se enderezó y dijo con tono positivo: ‘Este barco ha de naufragar, lo puedo ver tan claramente como si ya hubiese sucedido’. El capitán le miró con ojo escrutador y dijo firmemente: ‘No permitiré que usted pierda su vida subiendo a aquel barco. Su maderaje está carcomido, y es una embarcación engañosa. Si usted tuviese más conocimiento, podría discernir entre lo espurio y lo genuino, lo santo y lo que está destinado a la ruina completa” (Joyas de los testimonios, t. 2, p. 216).
HECHO: La embarcación citada aquí no se refiere en absoluto a la denominación adventista, porque leemos: “durante el tiempo representado por el volumen 5 había también oposición considerable por parte de un grupo pequeño de almas indispuestas, que años antes habían dejado nuestras filas. Sus ataques se dirigían principalmente contra el instrumento comisionado con el don profético y sus escritos, que han fortalecido y han edificado a la iglesia a través de los años. También, durante la década de este volumen, uno de nuestros evangelistas principales abandonó la senda y pronto se comprometió activamente para derrumbar la obra que se había establecido anteriormente. Dos comunicaciones de Elena G. de White para refrenar a este hombre de una caída desastrosa, se encuentran en este libro. Una comienza en la página 571 (Vea Joyas de los testimonios, t. 2, p. 216), y la otra en la página 621. El esfuerzo por salvarlo fue infructuoso, y él se enardeció en una perorata acalorada contra la Señora de White y el don profético” (5T: 5, 6).
Los Fideicomisarios de las publicaciones de Elena G. de White. Pero se menciona otra nave que se ajusta fielmente al estado de la denominación adventista de la actualidad. Leemos: “la muerte espiritual ha caído sobre el pueblo que debe estar manifestando vida y celo, pureza y consagración, por medio de una devoción ferviente a la causa de la verdad”. “Los hechos concernientes a la verdadera condición del profeso pueblo de Dios, son más elocuentes que su profesión y es evidencia de que un poder ha cortado el cable que lo tenía anclado a la Roca Eterna, y que están siendo arrastrados al mar, sin mapa ni brújula” (Review and Herald, July 24, 1888).
¿Pero qué quiere decir “mapa y brújula?” Permitamos que la palabra inspirada nos defina
esto. Leemos:
“La Biblia es un mapa que nos muestra los indicadores de la verdad. Los que la conocen estarán capacitados para transitar con certeza por los caminos del deber, dondequiera que se los llame” (Exaltad a Jesús, p. 124).
“Nuestra única seguridad es confiar implícitamente y seguir fielmente la instrucción de la
Palabra de Dios. La Biblia es el único mapa que marca el camino angosto que esquiva los
peligros de la destrucción” (TDG 247.3).
“El marinero que teniendo en su posesión mapa y brújula, y, sin embargo, se niega a usarlos, es responsable de exponer al peligro las vidas de aquellos que van a bordo de su embarcación. Por su indolencia el barco se puede perder. Nosotros tenemos un manual, la Palabra de Dios, y no tenemos ninguna excusa si perdemos el sendero al cielo porque se nos han dado instrucciones claras” (ST: 03/21/1906).
Por supuesto si como adventistas descuidamos o desechamos la Biblia y el Espíritu de Profecía, estamos “siendo arrastrados al mar, sin mapa y sin brújula”. Y, por la descripción de la Apostasía Omega (Mensajes selectos, pp. 238, 239) que describe la condición apóstata actual de la Corporación Adventista del Séptimo Día de hoy, es públicamente evidente que está “siendo arrastrada al mar, sin mapa y sin brújula”. ¿Y cual será el destino final de aquellos que insisten en permanecer en esa embarcación? Leemos:
“Hace poco leí acerca de un noble navío [¿Qué, pues, la ciudad fiel ha venido a ser una ramera?... (Testimonios selectos, t. 5, p. 113)], que surcaba las aguas del mar, cuando a medianoche se estrelló contra una roca con un estruendo terrible, los pasajeros despertaron y comprendieron horrorizados cuál era su desesperada condición, se hundieron con su barco para no volver a levantarse” (Mensajes selectos, t. 2, p. 147). Y aquí se nos dice nuevamente porqué ocurrirá esto: “Dios ha señalado medios [mapa y brújula], si nosotros los usamos con diligencia y con oración, para que ningún bajel naufrague, sino que capee la tempestad [la tormenta y tempestad barrerán la estructura], y ancle finalmente en el cielo de bendición. Pero si despreciamos y descuidamos este equipo y este privilegio, Dios no obrará un milagro [él no va a enviar un ángel] para salvar a ninguno de nosotros, y estaremos perdidos como lo estuvieron Judas y Satanás” (Mensajespara los jóvenes, pp. 152, 153).
“No penséis que Dios obrará un milagro para ver aquellas almas débiles que albergan el mal, que practican el pecado; o que algún elemento sobrenatural será traído a vuestra vida, elevándola del ámbito del yo a una esfera más alta, donde la tarea será comparativamente fácil, y no requerirá esfuerzo especial, ninguna lucha especial, ni una crucifixión del yo; porque TODOS [Hombres, mujeres, doncellas, y niños perecerán juntos” (El conflicto de los siglos, p. 715)] los que se demoran en el campo de Satanás [se niegan a separarse] esperando que esto se haga, perecerán con los obradores del mal. Serán repentinamente destruidos, y eso sin remedio” (Testimonios para los ministros, pp. 460, 461).
Y de nuevo leemos: “Las mentes de muchos han sido absorbidas con disputas, y ellos han rechazado la luz dada a través de los Testimonios porque no estaban de acuerdo con sus propias opiniones. Dios no obrará un milagro para convencer a los rebeldes sobre la verdad de los Testimonios, ni los forzará a reconocer su mensaje. Él ha dado suficiente evidencia en que basar su fe, y sólo la obstinación del corazón natural les impide reconocerla luz” (1888 materials: 505).

9ª FÁBULA: Elena White no se separó de la iglesia en sus días a pesar de la apostasía, por lo tanto ella no se separaría de la iglesia hoy.
HECHO: Se nos amonesta: “Acerca de los testimonios, nada es ignorado, nada es puesto a un lado. Sin embargo, deben tomarse en cuenta el tiempo y el lugar” (Mensajes selectos, t. 1, p. 65). Y de nuevo: “Debiera recordarse que las promesas y las amenazas de Dios son igualmente condicionales” (Ibíd., p. 77). Aseverar que la iglesia adventista de los días de Elena G. de White es la misma iglesia que ostenta el nombre adventista hoy es rechazar a carta cabal la irresistible evidencia descrita en Mensajes selectos, pp. 238, 239 para totalmente ignorar tiempo, lugar, y condición. La iglesia adventista de hoy es una estructura corrupta, apóstata, jerárquica que ya no puede pretender la presencia de Dios. Es una “nueva organización, un nuevo movimiento”. ¿Sancionaría Elena de White semejantedesarrollo de la apostasía? ¿Cuáles fueron sus acciones en sus días antes de que la iglesia estuviera en semejante y profunda apostasía, cuando solo existían malas prácticas dentro de la iglesia? Al leer las declaraciones siguientes de Elena G. de White, el corazón honesto no puede negar cuál habría sido exactamente su reacción en cuanto a la separación, considerando el estado de la iglesia en sus días, y el estado de la iglesia en nuestros días.
Leemos:
“Yo tengo un trabajo para hacer, y estoy tomando decisiones ahora. Debo permanecer lejos de las reuniones de la asociación. No debo asistir a las reuniones campestres. El espíritu se está apartando a causa de que se juzgan unos a otros, y esto se ha vuelto tan común que las iglesias están comenzando a contagiarse con este espíritu, tanto que yo no tengo ningún deseo de asistir a estas reuniones. Después de volver de ellas, pasan a menudo semanas antes de que sea capaz de retomar mi trabajo. “Porque aquellos que ocupan puestos de responsabilidad por muchos años han dejado sin trabajar el campo del sur, a pesar de los muchos testimonios definidos urgiéndolos a levantar este trabajo; porque continúan descuidando este campo y utilizan cualquier tipo de artificio para intentar desarraigar la confianza del pueblo en aquellos que han hecho el trabajo más arduo y el mayor auto-sacrificio en el sur, tengo muy poca confianza en que
el Señor les está dando una visión espiritual y discernimiento celestial a estos hombres que ocupan posiciones de responsabilidad. Me siento perpleja por su modo de proceder y deseo ahora atender a mi trabajo especial. No deseo tener nada que ver en ninguno de sus concilios, ni asistir a ninguna reunión, ni cerca ni lejos. Mi mente no se arrastrará a la confusión por la tendencia que ellos manifiestan de trabajar en forma directamente contraria a la luz que Dios me ha dado. Ya basta, preservaré la inteligencia que Dios me ha dado. “En diferentes asociaciones y en las reuniones campestres se ha escuchado mi voz. Ahora, yo debo hacer un cambio. Yo no puedo entrar en una atmósfera de contienda y luego transmitir los testimonios que me costaron mucho más de lo que aquellos a quienes se los envío se pueden imaginar. Cuando yo asisto a diferentes reuniones, me veo obligada a enfrentar a los hombres que permanecen en lugares de responsabilidad, quienes yo sé que no están ejerciendo una influencia que Dios pueda apoyar. Y cuando yo presento un testimonio en cuanto a su modo de actuar, sacan provecho de ese testimonio. Estos hombres no tienen una clara comprensión. Si yo dijera lo que sé, ellos, en su situación actual, no utilizarían esta instrucción sabiamente, y pondrían sobre mí cargas inconcebibles. Por consiguiente, yo dejaré que reciban instrucción de la Biblia, en la cual están delineados en líneas claras los principios con que ellos deben trabajar” (Manuscript 17, pp. 65, 66).
“Todos los que son educados en la oficina de publicaciones deberían ver ejemplificados allí los principios del cielo. Yo preferiría enterrar a mi hijo en la tumba antes de permitir que fuera allí y viera que los principios están deformados y pervertidos. Los principios del cielo deben ser implementados en cada familia, en la disciplina de cada iglesia, en cada establecimiento, en cada institución, en cada escuela, y en todo lo que debe seradministrado. Usted no tiene ningún derecho de dirigir, a menos que usted dirija según el mandato de Dios. ¿Está usted bajo el control de Dios?” (1888 materials, p. 1745).
“En la Palabra de Dios se nos advierte: “algunos se apartarán de la fe y seguirán a espíritus seductores y doctrinas de demonios”. Repetimos ahora, Padres, mantengan a sus hijos alejados de Battle Creek. Algunos de nuestros obreros médico-misioneros están siendo contagiados con la infidelidad. Una herejía falaz ha estado tomando posesión de las mentes, y su fibra ha sido tejida en el modelo del diseño. ¿Quién es responsable por haberle dado a los jóvenes una educación que les ha dejado influencias seductoras en sus mentes? Un padre escribe que de sus dos hijos que mandó a Battle Creek, uno es infiel ahora y elotro ha dejado la verdad” (Manuscript 20: 67).
“Hay serias objeciones a que se establezca una escuela en la localidad de Battle Creek. Es
una iglesia grande, y hay un buen número de jóvenes que están conectados con esta iglesia. Y en una iglesia tan grande, donde uno tiene influencia sobre otro, si esta influencia es de un carácter enriquecedor, que lleva a la pureza y a la consagración a Dios, los jóvenes que vienen a Battle Creek tendrán mayores ventajas que si la escuela estuviera ubicada en otraparte. Pero si en el futuro la influencia en Battle Creek es lo que ha sido ya por varios años, yo advertiría a los padres a que mantengan a sus hijos alejados de Battle Creek. Hay unos pocos en esa gran iglesia que tiene una influencia que atraerá firmemente las almas a Cristo. Hay muchos que, por su ejemplo, llevarán a la juventud a apartarse de Dios y a amar al mundo” (Testimony to the church of Battle Creek, p. 50).
“Ahora bien, aquellos que han pasado años en esta misma experiencia y que no conocen ni a Dios ni a Jesucristo, a quien él ha enviado, ¿deberían continuar siendo representantes de Jesucristo? Estos hombres nunca podrán educar correctamente a otros porque no han alcanzado la estatura completa de los hombres y mujeres en Cristo. Simplemente tienen el nombre de cristianos pero no están capacitados para la obra de Dios, y nunca lo estarán a menos que se conviertan y aprendan los principios de la verdadera religión de Jesucristo. Hay poca esperanza en este sentido: tomen a los jóvenes, y colóquenlos en donde tengan el menor contacto posible con nuestras iglesias, para que la falta de piedad, tan corriente en estos días, no contamine sus ideas de lo que significa ser un cristiano” (Manuscript 12: 334).
“Se reconoció todo lo que yo había declarado en Miniápolis, que debía ocurrir una reforma en las iglesias. Se necesita una reforma, porque hay debilidad y ceguera espiritual en el pueblo que ha sido bendecido con gran luz, valiosas oportunidades y privilegios. Habían salido de las iglesias denominacionales como reformadores, pero ahora están actuando igual que esas iglesias. Esperábamos que no hubiera la necesidad de otro ‘salid deella’...” (Manuscript 11: 230).
¿Acaso Elena de White no está indicando enérgicamente aquí que si las cosas no cambian,
los creyentes de Dios, como lo han tenido que hacer en el pasado, una vez más tendrán la necesidad de “salir de ella?” ¿Puede alguno, con toda honestidad seguir manteniendo que ella instaría a todos a permanecer asociados a una iglesia que ahora abraza y se asocia con las funciones papales, que dice tener autoridad para cambiar las creencias y doctrinas fundamentales, y que sostiene el manual de la iglesia por encima de las SagradasEscrituras? No puedo menos que creer que ella, frente a esta reconocida abominación, se apartaría con aversión y horror y con lágrimas de amargura y dolor por la ignominia y oprobio que se han traído al honor de Dios.


10ª FÁBULA: No nos debemos separar de la iglesia adventista a menos que ésta sehaya vuelto tan apóstata que comience a guardar el domingo.
HECHO: Nuestro sistema legal, que está basado en los principios judeocristianos, sostiene que si uno está en compañía de alguien cuando éste comete un crimen, uno es “cómplice del hecho”. En otros términos, culpable por asociación. Este principio también está ilustrado por la inspiración. Leemos:
“Aquellos que ocupan posiciones de responsabilidad en la oficina son responsables por la influencia que prevalece allí, y si ellos son indiferentes al curso de insubordinación e impenitencia de sus empleados, se vuelven cómplices de sus pecados” (4T: 205). Otra vez
leemos:
“En nuestras iglesias más numerosas existen mayores males porque ellas han tenido mayor luz. Ellas no tienen un verdadero conocimiento de Dios ni de Jesucristo a quien él ha enviado. La levadura de incredulidad está obrando, y a menos que se corrijan estos males que traen el disgusto de Dios sobre sus miembros, toda la iglesia será responsable porellos” (Paulson Collection, p. 340). “Uno de los designados para ejecutar los juicios de Dios había desobedecido su
mandamiento y toda la nación era responsable de la culpa del trasgresor: ‘Pues aun han
tomado del anatema, y hasta han hurtado, y también han mentido’. Se le indicó a Josué cómo había de descubrir y castigar al criminal. Este se había de determinar por medio de la suerte. No se señaló directamente al pecador, sino que el asunto permaneció en duda por algún tiempo, a fin de que el pueblo se percatase de su responsabilidad por los pecados que existían en su medio, y se sintiese inducido a escudriñar sus corazones y a humillarse delante de Dios” (Patriarcas y profetas, p. 528).
“Los nombres de los que pecan y se niegan a arrepentirse no deben ser retenidos en los libros de la iglesia, para que los santos no sean considerados como responsables de sus malas obras. Los que siguen el camino de la trasgresión deben ser visitados y se debe trabajar por ellos, y si aún rehúsan arrepentirse, deben ser eliminados de la feligresía de la iglesia, de acuerdo con las reglas establecidas en la Palabra de Dios” (Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 7-A Suplemento, p. 215; 11MR:209).
Entonces, puede preguntar usted, ¿qué tiene que ver esto con que la iglesia adventista guarde el domingo? Primero, vayamos a las Escrituras dónde leemos estas palabras de Jesús: “Oísteis que fue dicho: ‘No cometerás adulterio’. Pero yo os digo, el que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón” (Mateo 5:27,28). Lo que quiero hacer notar aquí es que la denominación de la Corporación Adventista del Séptimo Día ha dado abundante evidencia de que está siguiendo una agenda ecuménica agresiva; que no sólo ha participado voluntariamente y ha codiciado las enseñanzas y prácticas de las iglesias de Babilonia, de las cuales una de las primeras es la observancia del domingo, sino que ha participado activamente en ellas. La iglesia adventista está guardando la letra de la ley, pero no puede negarse, que en general sus intentos y propósitos están llevando al pueblo a menoscabar el sagrado carácter del séptimo día, el santo Sábado de Dios, para exaltar la observancia del domingo. Hay amplia documentación disponible para verificar esto. Entonces, para concluir esta cuestión, según los principios divinos establecidos aquí, ¿acaso la iglesia adventista; por su muchas afiliaciones, asociaciones, alianzas, y acuerdos, no es tan culpable de guardar el domingo como esas entidades babilónicas con las que está conectada como “cómplice del hecho,” aun cuando realmente no está “guardando” el
domingo todavía? ¡La ley de la tierra sostiene que aunque usted no apretó el gatillo o incluso sostuvo el arma, estando allí, usted es culpable! ¿Cuánto más Dios, que nos hace responsables de una norma mucho más elevada, requerirá de su profesa iglesia? Querido lector: ¿que voz escuchará usted, la voz falsa y engañosa de Satanás que insiste en que la única manera de estar limpio es permanecer en la pocilga? ¿La voz que insiste en que la única manera para no hundirse es permanecer en la arena movediza? ¿La voz que insiste en que la única manera de evitar ser quemado es permanecer dentro del edificio ardiente? ¿La voz que insiste en que la única manera de escapar la ira ardiente de Dios en las últimas siete plagas es permanecer asociado con la iglesia que será la primera en recibir esas plagas? O ¿escuchará usted la verdadera voz del Espíritu Santo que lo llama a separarse de todo pecado y apostasía para que pueda ser sellado y pueda tomar su posición con el remanente, aquellos que han sido convocados a salir de “la iglesia adventistanominal y de las iglesias caídas?”

Para terminar quiero decir que sin duda habrá más cuestiones y argumentos que serán planteados por aquellos que están en contra de la separación. ¿Pero cuántas veces se deberá
exponer el error antes de que uno se convenza de la verdad? Sin duda estamos familiarizados con la declaración que dice: “Un hombre convencido contra su voluntad sigue sosteniendo la misma opinión”. Esto está ilustrado en la Biblia dónde nosotros leemos acerca de la actitud de los profesos Adventistas del Séptimo Día en los días de Jesús: “Tampoco se persuadirán, aunque se levante alguno de los muertos” (Lucas 16:31).
Mi oración ferviente es que la luz de la verdad brille abundantemente sobre aquellos que
están buscándola de verdad, y que los escogidos de Dios disciernan la verdad y no sean
engañados por la falsedad y el error.

QUE NUESTRO DIOS TE BENDIGA ETERNAMENTE !!!

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